En forma de pesadilla o como un sueño tranquilizador, la imagen del encierro indica una disyuntiva, una decisión difícil de tomar o un paso a dar que se demora. A veces, para escapar, uno se “encierra” en una “prisión feliz” (un castillo, un desván lleno de recuerdos), para protegerse del mundo exterior.
Si en el sueño no puedes gritar o moverte, es tina pesadilla que indica que te sientes estancado en la vida real, que no vas hacia ninguna parte y tienes dificultad para expresar tus emociones y tus deseos verdaderos.
Si estás encerrado en una prisión, la escena expresa tu angustia frente a la demora en la solución de un problema.
Estar encerrado en un hospital expresa temor a las enfermedades, al confinamiento e, incluso, miedo a la muerte. Si en el sueño estás sano, te anuncia dificultades y obstáculos debido a la mala intención de terceros.
Si el encierro es en cementerios y bóvedas, es señal de preocupaciones financieras, deudas, falta de trabajo.
Hay sueños donde el encierro es voluntario, es un refugio, pueden ser lujosas paredes de un castillo, una sólida fortaleza o un tranquilo desván. Reflejan la imperiosa necesidad de un espacio de intimidad, al que nadie más tiene acceso. En el lenguaje del inconsciente esta figura se relaciona con la búsqueda de trascendencia y evolución.
Encerrarse en un desván encarna el paraíso perdido de la infancia. Allí se guardan juguetes viejos, muebles en desuso y todo tipo de recuerdos. Significa que en nuestro interior se remueven sensaciones, recuerdos, generalmente de la niñez. Cuando esto ocurre, es porque algo no marcha bien en nuestra vida.
Estar prisionero en un laberinto significa debilidad de carácter, falta de decisión y la tendencia a bloquear nuestros propios caminos, inventando dificultades donde no las hay. Si antes de despertar encuentras la salida, el augurio es positivo, ya que pronostica que encontrarás una forma creativa e inesperada para superar los obstáculos.
